Alejandro Canales, recuerdos de pintor y murales

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Por Edwin Mauricio Mejía Baltodano

y los murales de Alejandro Canales, que el crítico norteamericano David Craven, considera que no solo eran los mejores de Nicaragua, sino los mejores hechos en el mundo en las últimas décadas. Y fueron borrados…, La Revolución Perdida, Ernesto Cardenal, pág. 351.

Puedo decir –de su propia voz y boca– que si no hubiera tenido éxito con la pintura, Alejandro Canales, hubiese desarrollado los más hermosos jardines de la Managua de entonces, pues era la dirección que su padre había trazado conforme se avecinaba su etapa de juventud, por situación con los riales, el problema de sus piernas y ver la dedicación con que tocaba las plantas, que dicho y sea de paso las mantenía bonitas, bien regadas, pringaditas, en el jardín babilonio –colgante en tarros sobrantes de galones de pintura y de alimento enlatado

Dicen los expertos de arte –y de cerebro también– que los artistas reflejan en sus cuadros o pinturas de alguna forma consciente –aunque también subconsciente– trazos, formas, proporciones, de atributos que carecen o que en defecto le sobran; acentuando, destacando, difuminando, tapando –así, de esa manera– defectos y cualidades sean físicos, mentales, sociales o personales.

Si este fue el caso de Canales, entonces hay que poner, mucho ojo, a esas piernas que le ponía a sus mujeres, tan hermosas, tan rellenas, llegando a sensacionales, por largas, proporcionales, aun estando tapadas con enaguas estampadas o simples colores vivos, fuera estuvieran paradas, en cuclillas, gancho abierto o en posición encontrada y a veces contorsionada, sin embargo hay aun más de lo que aquí yo enfoqué, pues todo el resto del cuerpo de féminas que pintó tienen los torsos muy largos –disimiles al de el– casi siempre son delgadas pero rellenas de carne y por senos colocaba –sin modelo en carne cruda– unos gemelos volcanes –cual Concepción y Maderas– que aunque estuvieran con blusa siempre se les repintaban, de manos, caras, facciones hay mucho que comentar, pues en ellas reflejaba la belleza de las nicas –desde el rostro Chorotega, Niquirano y Nagrandano, hasta de la más mestiza– y que ahora –me parece– fueron y están rescatados –en esencia– de una distinta manera, por la María de los Gallos.

La figura femenina, fue su baluarte en el arte, imagen que dominó al extremo de aislarla de todo entorno o contexto sin enredarla con nada; rostros, perfiles, figuras que nadaban en lo blanco; de tela, cartón, papel –una pared carburada– o en lo que fuera y tuviera que hacer una obra de arte; tintas, témperas, acrílicos, aceites bien pigmentados y hasta pintura de tarros –de las que son para casas-; croquis, bocetos, dibujos y trabajos terminados, que por ahí, sobreviven en buen o muy mal estado –en todo tipo de formato– en manos coleccionistas y amigos beneficiados demuestran con claridad a lo que yo me refiero, sobre el maestro Canales, uno de los pocos casos –de verdaderos artistas– que triunfan en propia casa.

Alejandro –al igual, que otros dos más- fue capturado en la mente del artista popular y del hábil artesano que sin darse cuenta alguna al reproducir, copiar, buenas o malas figuras –hasta en alfombra de cabuya hechas allá en Monimbó– de “il Canaletto” de San Judas, lo pusieron en sitial, ya que la voz popular solo imita o arremeda, lo que tiene calidad.

El dibujante

Fue dibujante primero –antes de todo y también– pero cuando autoridades del ambiente cultural

Vista parcial de mural de Alejandro Canales en el parque Luis Alfonso Velázquez Flores, foto: Tove, …y los murales de Alejandro Canales, que el crítico norteamericano David Craven, considera que no solo eran los mejores de Nicaragua, sino los mejores hechos en el mundo en las últimas décadas. Y fueron borrados…, La Revolución Perdida, Ernesto Cardenal, pág. 351
Vista parcial de mural de Alejandro Canales en el parque Luis Alfonso Velázquez Flores. Foto: Tove, …y los murales de Alejandro Canales, que el crítico norteamericano David Craven, considera que no solo eran los mejores de Nicaragua, sino los mejores hechos en el mundo en las últimas décadas. Y fueron borrados…, La Revolución Perdida, Ernesto Cardenal, pág. 351

le propusieron pintar murales en la ciudad a treinta metros de altura en el Zacarías Guerra y otras viejas construcciones –allá en los años ochentas– de inmediato se montó –tanto en andamio colgante, como el apoyado en tierra– a pintarnos sus mujeres, como legado a su pueblo –sin importarle un comino poner en riesgo su vida y la de sus asistentes– y aunque jamás colocó en manos de sus matronas una bandera triunfante o una manta agitadora del partido gobernante, ni tampoco aglomeró –exceptuando en los murales– a muchas de sus figuras simulando populismo –muy popular en entonces y ahora según parece-, un cerebro inoportuno elegido como alcalde, en revancha partidista y acción retardo-cobarde, la agarró con los murales –por impotencia supongo– mandándoles a encalar, como si fuese su dueño y el de toda la ciudad, si, las prodigiosas manos de los nuevos muralistas –sin experiencia ninguna- nos las habían brindado para el disfrute de todos los de paso y residentes de esta estoica ciudad, que se llama Manahuac, zorro del mismo piñal –pero distinta bandera- de una estirpe de ignorantes que desde hace muchos años “hacen su agosto” en la patria todos los meses del año, pues la obra patrimonial realizada, dibujada, compuesta, escrita o danzada con el lóbulo derecho, el izquierdo o con los dos –al margen de su autoría y/o de quien lo manda hacer– no pertenecen a nadie, mas, que a la ciudadanía.

Yo quisiera, se pudiera, en estos modernos días, que alguien se envalentonara en Ministerio de Cultura y planteara en los niveles superiores a ese estado, que nuevas generaciones de plástica nacional –estudiantes de la escuela en nueva era digital– hicieran reproducción de esos hermosos murales, que nos fueron apagados, con pintura comercial, por orden y/o mandato, de un hombre de Cromañón.

4 Comentarios Agrega el tuyo

  1. edwin mauricio mejia baltodano dice:

    Estimada amiga: me alegra mucho dediques tiempo a leer y publicar mi escritura, deporte que practico desde que te lei «arte polemico» en mi casa, mientras me cubrias periodisticamente -fotografo en mano- en relacion a pintura y quehacer plastico, recuerdo que me digiste «mandamelo, te lo voy a publicar», desde ese dia hasta hoy puedo decir «no he parado», aprovecho para decirte, gracias por esas palabras en ese momento. Y como siempre un saludo y un abrazo a Juan, SOVALBARRO por supuesto.

  2. Harold Antono Avendano Arguello dice:

    Alejandro Canales, el renco Canales como se le decía con cariño, maestro en la escuela de Bellas artes, en los años ochenta al inicio de la Revolucion Sandinista, recuerdo su pasión por enseñar a las nuevas generaciones en ese entonces yo tenia 15 A 16 años, tuve el privilegio de de ser su alumno, como también de otros amigos de el y maestros mio como, Genaro Lugo, Julio Cesar Vallejo, todos ellos fueron alumnos de el maestro Penalba.

  3. bertha rios estrada. dice:

    si mi tio fue un gran hombre y amaba su trabajo se la pasaba todo el tiempo pintando

  4. El Maestro Alejandro Canales, fue un gran profesor, amigo y maestro en el dibujo y pastel. Fui uno de sus estudiantes en los primeros años de la Escuela de Bellas Artes de la Colonia Dambach, despues de la Revolucion, en la que dirigieron Don Pedro Vargas y Arnoldo Guillen, y tuvimos como profesores los artistas : Oscar Rodriguez, Ricardo Morales, Genaro Lugo, Silvio Bonilla, Silvio Solis, Raul Quintanilla, Cornejo, Aparicio Arthola, Julio Vallejo, Noel Flores, Mika Seghers,..etc. Su manera de enseñar la manipulacion del carboncillo, el lapiz y el pastel seco, fueron muy buenos metodos, a como lo hacian los grandes artistas en el siglo XIX en Francia. Le agradezco mucho todos los conocimientos que brindo a mi promocion/

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