Por Ana Wajszczuk.
Los dos hermanos miran por las rendijas del vagón
las estrellas heladas en la tierra más helada
Lucjusz y Tadeusz Piotrowski, ocultos en el convoy
muertos de miedo y de frío
cuentan las horas que faltan
en el tramo final de Siberia hacia Trzebieszow
donde nadie los espera
donde aún no saben que llegarán
no saben tampoco que no volverán a llamarse Piotrowski
ni que jamás van a cumplir
la promesa que se han hecho bajo los fardos :
viajar a tierras cálidas, y de paseo
una vez que acabe la guerra
cuando sean los rusos los que viajen en un convoy a Siberia
desde Trzebieszow
y ellos entonces festejarán, habrá vino y cerdo
y encontrarán dos muchachas sonrosadas
para abordar el transatlántico, de lujo
que los lleve hacia tierras tropicales cruzando aquel océano
Lucjusz y Tadeusz imaginan
todo el verdor que me rodea
mientras yo estoy imaginándolos
en el traqueteo del convoy destartalado
aquí en Mal País, Costa Rica
hace calor pero tengo frío
abandono la idea de buscar un abrigo
o de entrar a la casa
sentada en el umbral
descubro un cierto aire de familia
en la súbita ventisca
Ana Wajszczuk. Argentina, 1975. Publicó en 1999 Trópico Trip, bajo el sello Ediciones del Diego
Qué belleza! Donde hay vida/ hay poesía. Una muchacha argentina me explican lo que significan los durmientes del Tren Trabs-siberiano. Hasta dónde llegan mis ojos veo durmientes. Trzebieszow, el poema de Ana, tiene esa urgencia, el pacto que se hicieron en el fardo de paja, las tierras donde la nieve no existe. Creo que esta noche cenaré con Lucjusz y Tadeusz, a la luz de la luna (Lao Tsé), y bebiendo un vino curicano.