Versos del poeta nicaragüense Santiago Molina Rothschuh
LOS AEROPLANOS DE KAFKA
SANTIAGO MOLINA ROTHSCHUH
Las verdes lomas eran nuestros aeródromos
desde ahí despegaban nuestros barriletes
elevándose arriba de los postesdeluces
sobrevolando cerros alejados
planeando cerca de los zopilotes del viento
tan lejos se iban que vaciábamos yardas y yardas de hilo
el carrete de madera lo guardábamos en los bolsillos
Odradek necesita amigos para conversar en la noche
consolaba a Anna Frank en su angosta buhardilla
dialogaba con Primo Levi en su barracón de Auschwitz
nosotros conocemos los rincones donde él vive
en cada casa hay un Odradek rodando de escondite en escondite
su intemporalidad no es nuestra preocupación
lo sabemos a pesar de ser chavalos de los suburbios del sur
sabemos que somos hijos de padres que un día se sintieron
seres insubstanciales
espectadores apretujados en la nada
de una distancia imposible
como dijo Kafka sentirse una tarde del 11 de septiembre de 1909
mientras miraba el hombre claveteado en el aire
al interior de una armazón de madera
tallada como un traje a su medida
volando como si fuera parte de la máquina
parte de un futuro donde será sencillo aniquilar
con bombas el ingenioso plan de Ícaro
y nosotros seres nómadas huyendo de las alambradas
comediantes de un escenario clausurado
pensaba Kafka un día domingo alzando la cabeza
viendo volar los aeroplanos de Brescia.
EL CHAVALO VAGO DE CHARLEVILLE
“Arthur no tiene corazón”
decía Mme. Vitalie Rimbaud
cansada ya de las vagancias de su hijo
cuando el chavalo vago de Charleville
hastiado de la grisalla provinciana y de la idiotez de la gente
donde todo es correcto los árboles y las flores
se escapaba a París apenas pitaba el jefe de estación
sin comprar boleto viajaba en uno de esos trenes de Monet
con su trenza de humo deshaciéndose en el aire urbano
llegando a La estación de Saint-Lazare
chavalo vago melena de cometa
chavalo vago tatuando a sus chavalas enamoradas
con besos sedosos de tarántula en el cuello
chavalo vago traficante de tarjetas postales de lugares lejanos
fotógrafo ambulante en un mundo sin calles
en su soledad de Harar se representaba él mismo
con blanca vestimenta musulmana
de pie en una terraza de casa
de pie en un jardín de café
de brazos cruzados en un jardín con bananos
mientras Mme. Vitalie Rimbaud “enloquecía”
no comprendiendo “la larga ausencia de Arthur”
quien más allá de las ciudades con bulevares rectilíneos
cultivaba relojes de arena en los desiertos de Abisinia
llenando el vacío de su corazón
con las pocas cosas que amó en su vida
las piedras y el polvo.
MADRUGADA
Los zopilotes no se mueven de las ramas secas
impacientes en la oscurana esperan termine el destace
el desayuno de deshechos sobre la hierba del traspatio
el amanecer apura al hombre del carretón
comerciante de carne fresca y pieles que los talabarteros
tienden al sol entre estacas para la curtiembre
las trae dobladas en sacos de nilón con un mosquero
zumbando al lado de manchas sanguinolentas
cuando pasa bajo el guanacaste las ruedas callan
por el colchón de chorejas que no dejaron de caer toda la noche
forzudo es el hombre que lo empuja sobre el pedrero de la calle
desde el matadero de las afueras hasta el mercado municipal
donde ya tiene su clientela de carniceros
y matarifes que le vaticinan reses gordas para mañana
carne para sopas
carne para asar
carne para salpicón
es tiempo de ir al mercado antes de que no quede ni una costilla
quizá los cansados carniceros luego de afilar
y afilar el cuchillo en el mollejón
aún puedan pesarme en la balanza romana
los sueños que me trae el carretón de la madrugada
toda esa carnaza fileteada en El matadero de Lovis Corinth
El buey desollado de Rembrandt
o el pedazo de carne colgando de un garfio
pintada con rojo sangre por Chaim Soutine.
FUGA
Nunca podremos escapar el uno del otro
las manos atadas con cintas de recuerdos
mira ese camino de mulas que sube la montaña lleva hasta Portbou
el otro camino conduce a la cabaña de Heidegger
si caminamos hacia ahí se aniquilará toda esperanza
jamás preguntes a un filósofo alemán lleno de ser y de tiempo
por qué murieron gaseados tus padres
jamás preguntes coloca un guijarro sobre sus nombres
pesa tanto que un pájaro volando
no preguntes escucha la voz de Alejandra Pizarnik
respondiéndote a través de la alcantarilla del mundo
“la rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos”
asimismo Paul Celan pensando en que La rosa de nadie
es la lengua escogida para labrar tu dolor
el habla de todos de cualquiera
relincho callado cabalgando entre los hoyos del aire
allí la indecible barbarie no la destruye
Celan en su piso deprimido pues el gran filósofo
no se reprochó ni se disculpó de su pasado nazi
solo disertó sobre las viejas botas campesinas de Van Gogh durante horas
Celan asqueado también por haber percibido
el olor nauseabundo del musgo y las turberas de Todtnauberg
nunca podremos escapar el uno del otro
enfrente hay una carretera grisácea donde no pasan carros
ni buses con pasajeros que nos queden viendo aunque sea un instante
tampoco hay sirenas de ambulancias que se acerquen ululando desde la lejanía
no podremos escapar del lado de las altas dunas
la luz del faro ya no guía a los pescadores en la borrasca
de este lado escucharemos pasar con pavor el tren que lleva a los deportados
temblando me dirías “La Storia de Elsa Morante no se ha detenido”
mientras que en la insomne distancia
una gasolinera pareciera habitada por autómatas
a pesar de que una mujer grita desde una ventana
como si hubiera un incendio pero sus palabras
son apagadas por el discurrir lacónico de las chicharras
solamente nos quedaría esperar con las manos entrelazadas
que el operador de las bombas se levante de la silla
dibuje en el aire la última espiral de su cigarrillo
aparte su mirada del roto horizonte
y despierte luego de estar poseído tanto tiempo por la eternidad.